domingo, 12 de junio de 2011

CAPITULO 23

                                                                                                                                     LIDIA
¿Qué se creía este niñato?, para empezar, yo lo estaba haciendo por su bien. Aunque le había dicho a Derek que haría lo que me diese la gana, no era cierto del todo. Tenía que volver a intentarlo y por lo menos, lo había conseguido.

-Me voy- le grité ofendida- y no voy a volver jamás- le mentí para que se preocupase por mí.
No me contestó, así que fui a ver qué hacía. Estaba enfuruñado en el salón y el pie le sangraba un poco. Debió de ser, que durante la ducha, se le desprendió la costra.
me fui a por el botiquín y cuando le iba a curar, gruñó y no me dejó.
-Ya puedes irte- refunfuñó.
Me reí interiormente porque se comportaba como un niño pequeño.
-Déjame curarte- le supliqué intentando coger el botiquín.
-No- dijo sin mirarme- como muy bien has dicho, puedes irte y no volver.
Eso me ofendió bastante y al salir, di un portazo. Pobre casa, la estaba maltratando con tanto portazo. Estuve a punto de coger camino arriba para ver si alcanzaba al grupo, pero iba tan cabreada que preferí dar un paseo sola. Me fui por un camino que se llamaba El camino de los pastores. Era un camino que iba a dar al bosque y no, no tenía ovejas. A medida que me adentraba en él, más fresco hacía y la luz iba disminuyendo porque los pinos impedían la entrada de la luz del sol. Continué andando durante unas cuantas horas, sin darme cuenta del paso del tiempo. De vez en cuando le daba una patada a una rama o a una piedra, recordando lo que había pasado con Niko. Lo estaba haciendo por su bien pero, ¿todo por unos sueños? me estaba volviendo loca de remate.

En medio de la tranquilidad, escuché como se rompía una rama. Me di la vuelta rápidamente y no vi a nadie.
-¿Tienes miedo?- me susurró una voz conocida por la espalda.
Me giré y ahí estaba Derek, a pocos centímetros de mí.
-No te tengo miedo- le dije tranquilamente- eres una creación de mi mente.
Derek se rió y se alejó para luego sentarse en una enorme roca.
-¿Y por qué me has hecho caso?- preguntó orgulloso- la parejita se ha vuelto a enfadar. Muy bien, así a Niko no le pasará nada malo. ¿has visto?, ambos hemos cumplido con nuestro pacto, aunque tú, en menor medida.
Comencé a darme cuenta que, todo lo que ocurría con él, tanto en sueños como en la realidad, estaba siendo muy real. Empecé a correr con todas mis fuerzas y llegué a un claro pensando que le había perdido de vista. Me apoyé sobre mis rodillas para poder respirar bien.
-Ya te habrás dado cuenta que, por mucho que corras, puedo seguir tu ritmo perfectamente- dijo al lado mío. Esto era un poco siniestro- empecemos de nuevo, soy Derek.
Yo no le contesté pero tanpoco dejé de mirarle fijamente.
-Esta bien, quizá no empezamos con muy buen pie, te pido disculpas si te hice daño agarrándote del brazo- dijo extendiendo su mano. Por supuesto, yo no la acepté- haré todo lo que pueda para recuperar tu confianza.
Para recuperar la confianza primero debe de tenerla. Estaba realmente preocupada por mí, me estaba volviendo loca.
-¿Qué quieres de mí?- le pregunté dando unos pasos hacia atrás.

El se acercó hasta mí y me fijé cuidadosamente en la señal que tenía al lado del ojo. Comparado con la de Niko eran iguales, en cuanto a lo de la espiral con los picos pero, en la de Niko llevaba tres letras: C.A.N, y una casilla vacia entre la C y la A en cambio la de Derek también llevaba unas letras pero no pude leerlas porque estaban tintadas en negro, solo pude diferenciar una, la D.
-Te he elegido a ti para que seas mi discípula- dijo calmadamente- tú podrías llegar a ser muy poderosa junto a mí. Te enseñaría mi magia.
¿Magia?, este chico está flipando un rato. Estaba más loco que yo.
-Sí, lo que tu digas- le di la razón como a los locos- bueno, me voy, adiós.
Me detuvo cogiéndome del brazo.
-Veo que tus amiguitos no te lo han contado- murmuró al lado de mi oído- está bien, cuando llegues a casa de tu amiga mírala detrás de la oreja, a ver qué es lo que tiene. Estoy seguro que Pablo no podrá ocultarte la marca de la muñeca y Isi en el ombligo. ¿Dónde lo tendrá Alex? Si eres un poco espabilada, te habrás dado cuenta que le hice tropezarse a Niko, justo en el pie que, como pudieses ver, estaba señalado. Mi querida amiga, te aseguro que yo soy el único sincero contigo. Ya sabes, si quieres respuestas a tus preguntas estaré encantado de concederte una entrevista.

Antes de que pudiese responder, desapareció como hizo la última vez. Corrí durante horas por el monte y llegué al camino. Una vez de haberlo recorrido todo, llegué al chalet. Llamé al telefonillo y me abrieron. No me había dado cuenta que había pasado casi todo un día.
Todos llegaron al jardín, se les veía preocupados. Me adentré en la casa cabreada y cansada. Me fui directamente hacia el salón y me senté en el sofá.
-¿No tenéis algo que contarme?- pregunté mirando fijamente a la televisión apagada.
Pude ver de reojo como todos se miraban entre ellos y luego volvieron la mirada hacia Niko. Este les susurro algo así como “yo no he dicho nada” luego volvieron hacia mí. No me podía creer que me estuviesen ocultando algo, no, más bien no me podía creer que Cora, mi mejor amiga, me estuviese ocultando algo.  Automáticamente reaccioné ante el silencio levantándome violentamente del sofá. Primero me acerqué a Cora sin pensar y la aparté el pelo del lado izquierdo de la oreja, ahí no había nada, luego la aparté el pelo del otro lado. No me podía creer lo que estaba viendo, me quede helada. Ahí detrás de la oreja se encontraba el mismo tatuaje que Niko tenía en el tobillo. No podía ser, me negaba a creer que esto verdaderamente estuviese ocurriendo. Me aparte de ella, luego me acerque a Pablo y con algo de violencia le agarre del brazo y le subí el jersey hasta el codo, como me esperaba ahí estaba el tatuaje. Le solté con brusquedad. A continuación avance hacia Isi que me miraba fijamente como temeroso de lo que pudiera hacer. Me pare en frente de él y crucé los brazos sobre el pecho.

-Levántate la camiseta- ordené casi gritando. El niño puso cara de terror y pareció dudar- vamos levántatela-Este después de un momento se subió la camiseta lentamente dejando al descubierto la marca que estaba a un lado del ombligo.
Me separe cada vez más cabreada y me planté delante de Alex volviéndome a cruzar de brazos.
- ¿Y tú?- pregunté enfadada- a ver dónde la tienes tú.
Él me miró durante un momento y luego se llevó la mano hacia el lado derecho de la oreja apartando un poco el pelo que cubría la señal. Lo tenía exactamente en el mismo sitio que Cora.
Ya no aguantaba más. Todo este tiempo he estado viviendo en una mentira.

Vi como Niko me miraba a la vez que se agachaba con intención de mostrarme su señal del tobillo.
-¡No hace falta que me la enseñes, a ti ya te la he visto!- manifesté gritando.
Con las lágrimas a punto de nacer en mis ojos salí de la casa andando lo más rápido que pude sin llegar a correr. Tomé la primera calle que vi que curiosamente era la que iba en dirección al pueblo. A mis espaldas todos corrieron en mi dirección llamándome pero Cora fue la primera en adelantarme y ponerse delante de mí.
-Lia espera, déjame explicarte- me suplicó desesperada- por favor, nada es lo que parece.
Me separe de ella sin contestarla acelerando el paso entonces fue Niko el que esta vez avanzó gritando hacia mí. Me detuvo, agarrándome del brazo y girándome violentamente.
-¿Eres consciente de lo preocupado que estaba?- me gritó sin soltarme- eres una niñata egoísta. Pensamos que te había hecho daño.
Se le debió de escapar cuando al momento miró a los demás.
-¿Hacerme daño, quién?- le pregunté intentando pillarle.
No contestó. Me zafé de su brazo y continué andando pero todos me siguieron poniéndose delante de mí. Sin poder evitarlo me puse a llorar desesperadamente. Me senté en un bordillo y me tapé la cara.
-Iros, todos, quiero estar sola- les grité con las manos en la cara- iros, por favor- murmuré desesperada.

Me hicieron caso pero no del todo, se apartaron quedándose en una esquina cercana. El único en quedarse fue Isi. El crio se quedó callado a mi lado sin decir nada. Simplemente me abrazó. Ese gesto me ayudó más de lo que podría llegar a reconocer.
-Isi, por favor, déjame sola- le supliqué entre sollozos. Este negó con la cabeza.
-Quiero quedarme contigo-rogó soltando alguna que otra lagrima, este niño era de lo más tierno, la verdad es que se hacía de querer.
En ese momento se me ocurrió una idea. Me giré aún con el rostro bañado en lágrimas y le mire atentamente.
-Isi, te voy a pedir un favor, necesito que les distraigas- le pedí
-No, yo quiero quedarme contigo- dijo suplicante con esa vocecilla de niño pequeño.
-Por favor, te prometo que volvere- le mire un rato, no se le veía muy convencido- si quieres podemos quedar en un rato en la esquina del bar de ahí abajo- dije señalándole el bar que estaba calle abajo.
Un poco más abajo pude fijarme en la escena que los otros cuatro estaban montando. En ese momento Niko se volvió sobre si mismo y le dio un fuerte puñetazo a la pared. Uf eso debió de doler. Luego se volvió a girar echando una mirada asesina a Alex: “¡Joder, te dije que teníamos que habérselo contado!” grito Niko desesperado, Cora, que parecía nerviosa, se interpuso entre ellos gritando algo así como que no era el momento de ponerse a discutir. De nuevo volví a fijar mi atención en Isi.
-Es ahora o nada, están distraídos- le presioné, dudó un momento y luego asintió- Mira, yo ahora me escondo y tu vas y les dices que me e ido calle arriba. Y luego nos vemos donde hemos quedado.
Me fui detrás de un árbol y le vi dudar pero le animó que le urgiera con la mano. El niño corrió un poco calle arriba y luego gritó mi nombre.
-¿Se ha ido hacia allí?- preguntó Niko señalando calle arriba.
Isi asintió y todos se fueron en esa dirección, quedándome sola, fui corriendo calle abajo y giré la esquina, escondiéndome detrás de otro árbol.
-Te lo dije- murmuró una voz detrás de mí- deberías confiar más en mí.
Me giré ágilmente y allí estaba plantado. Le intenté pegar y Derek me agarró de las muñecas. Entonces, sollocé con todas mis fuerzas y me abalancé sobre sus brazos. Estaba muy confundida y, para colmo, se puso a llover repentinamente. Él se apartó y se guareció debajo de un árbol.
-Ven aquí te vas a empapar- me ordenó.
Yo negué con la cabeza y me caí de rodillas al suelo, llorando desesperadamente. Él volvió hacia mí y me ayudo a levantarme.
-Anda, ven, que te ayudo- dijo con paciencia- no deberías estar así, no merece la pena, créeme.
Fuimos hasta el árbol. Se separó de mí, y cuando me entró un pequeño mareo y me iba a caer me cogió de los brazos.
-No pensaba que te iba a afectar así- dijo con un tono de arrepentimiento.
Le iba a contestar cuando apareció Isi. El chico se acercó hasta nosotros pero mantuvo las distancias, por su parte, Derek se quedó sorprendido y le miró como recordando algo del pasado.

-Gracias Isi- le agradecí al chaval- me has hecho un gran favor.
Derek me soltó y se dirigió hacia Isi, sin dudar un momento, no fue con aire amenazador sino más bien protector.
-¿Qué tal chaval?- le preguntó abrazándole- te he echado mucho de menos.
Isi se quedó paralizado en el sitio, como yo ¿De qué se conocerían? Cuando Derek se separó de él, Isi le observó atentamente.
-Yo te conozco- le dijo Isi a Derek- pero no sé de qué.
-Algún día lo sabrás- le contestó Derek- te quiero, chaval.
Después, Derek posó dos dedos en la frente y Isi se desvaneció. Derek le cogió en brazos y le trajo hasta el árbol.
-¡¿Qué le has hecho?!- grité desesperada y una vez que dejó al crío en el suelo le empujé con todas mis fuerzas- como le hayas hecho algo te mato.
-Lo dudo- me contestó tranquilo mirándome directamente- y no, no le he hecho nada, solo le he hecho que pierda el conocimiento, volverá en sí en unas horas.
Al oír eso me tranquilicé pero aún así le pasé la mano por la frente. Tenía razón, su frente estaba caliente y el niño respiraba acompasadamente.
-Vale, ¿me vas a contar de una vez que es lo que quieres?- dije con voz apremiante.
- si- afirmó tranquilamente sin dignarse a decir nada más.
Me apoye en la pared a la espera de que continuase hablando. Por fin decidió contestar.
-Te ofrezco la posibilidad de vengarte- hizo una pausa y luego continuó- te ofrezco la posibilidad de ser como ellos.
Ser como ellos, pero ¿cómo eran ellos? ¿Era una venganza lo que realmente quería? No sé por qué pero mi interior arde en deseos de saber más sobre todo eso que  ellos con tanto esmero me habían estado ocultando. De pronto me invadió un ansia terrible por saber.
-¿cómo son ellos?- pregunté ansiosa.
Dejó de llover poco a poco y Derek se alejó un poco, situándose debajo de una farola
-Somos pocos los que en este mundo tenemos poderes- me aseguró cerrando los ojos y posándolos sobre los míos-y tus amigos y yo entramos dentro de ese porcentaje minoritario.
No entendía a qué se podía estar refiriendo. Poderes. Debía de estar de broma pero, me vino el recuerdo de Derek introduciéndose en mis sueños y luego, apareciendo y desapareciendo. Entonces, ¿eso qué era?
-Vale, vamos a poner que te creo- le dije acercándome unos pasos hacia él y dejando a Isi solo- ¿Cómo vas a conseguir que yo sea como vosotros?- le pregunté curiosa- y qué sacas tú con todo esto.
-Pongamos que me caes bien. Solo quiero ayudarte- dijo esbozando una ligera sonrisa- y respecto a lo otro pues muy sencillo. Sellando un pacto- aclaró.
-¿un pacto?- me quede pensativa- que pacto.
-Yo te concedo poderes a cambio de que tú te comprometas a no besar a Niko jamás.
Niko…, Niko… odiaba a ese chico más que a nadie en el mundo, solo era un falso mimado que pretendía conseguir todo lo que se proponía. Ese pacto parecía bastante sencillo. Me resultaría muy fácil llevarlo a cabo y yo ganaba mucho, mucho más. Estuve un rato considerando mis opciones y al final decidí que habría que ser un poco tonta para negarse.
- Está bien. Si acepto tu trato ¿qué consecuencias tendría a parte de la de no besar a Niko? ¿Qué tendría que hacer? ¿Cómo vas a pasarme los poderes? Y ¿cómo hago para ocultárselo a los demás? Porque podré seguir siendo su amiga ¿no?
-Tú haces demasiadas preguntas- dijo riendo sigilosamente.

Me encogí de hombros. Era normal que hiciese preguntas, como comprenderá todo esto es nuevo para mí y aún me estoy planteando si es un chiste o no. Me quedé contemplando a Derek durante un momento. La verdad es que el chico tenía cierto atractivo aunque no era mi tipo para nada, además ¿Cuántos años podría tener? Yo diría que aproximadamente unos veinticuatro más o menos porque a pesar de que sus fracciones eran de alguien bastante más joven tenía rasgos demasiado maduros.
-Veras, los poderes teóricamente se transmiten con un beso de amor verdadero que es como el chico ese se lo transmitió a tu amiguita, al no ser nuestro caso yo tengo una alternativa-hizo una breve pausa- No deberías subestimarme por mi edad, soy bastante poderoso y perfectamente podría conseguir transmitirte los poderes con un beso- dejó de hablar un momento en el que aprovechó para mirarme a los ojos- si eso es lo que realmente quieres.
En esos momentos no sabía lo que quería. Me sentía como una niña pequeña que quiere todo y lo quiere ya. Pero mi pequeño deseo de venganza era más fuerte.

-Tú simplemente déjate enseñar- explicó desviando la mirada al frente ensimismado en sus pensamientos- tu podrías llegar a ser muy poderosa si aprendes bien.
Esa sola palabra bastó para aclarar mis dudas acerca de si aceptaba o no el pacto. “Poderosa”. Solo sonaba esa palabra en mi cabeza.
- Está  bien- accedí por fin- acepto el pacto- dije mirándole fijamente a los ojos.
Él me devolvió la mirada y luego asintió
- No tiene por qué ser ahora, si quieres lo dejamos para otro día.
Negué con la cabeza. Estaba demasiado ansiosa como para esperar.
-Como quieras-accedió acercándose a mí y posando una mano sobre mi cintura.
Ese beso me ponía bastante nerviosa. No  sabía si iba a funcionar o no, todo esto me sonaba a una tomadura de pelo o una broma de estas que luego retransmiten por la televisión. Y además estaba a punto de besar a un completo desconocido o, lo que es peor, a una creación de mi mente. Cerré los ojos e intenté no pensar en nada.  Al cabo de unos segundos noté como se detenia a escasos centímetros de mí.
-Esto es una cosa de dos, si no pones nada de tu parte no funcionara.
Asentí y volví a cerrar los ojos y en unos instantes sentí su acompasada respiración rozando con la mía. Suspiré levemente y apreté suavemente mis labios. Al principio no sentí nada pero luego cuando empecé a sentir el roce de sus labios contra los míos un pequeño hormigueo en forma de excitación me recorrió el cuerpo. Al poco tiempo él apretó su boca un poco mas fuerte contra la mía separando mis labios y dejando pasar su lengua hasta encontrarse con la mia hasta que por fin nos separamos. Nos contemplamos mutuamente en silencio. Volví a cerrar los ojos y de nuevo apreté mis labios contra los suyos, ese beso me gustó y me excitó más de lo que había imaginado aunque tampoco fue gran cosa, o eso creía. Ese último beso fue breve pero intenso. Al separarnos el poso finalmente sus labios por última vez sobre los míos durante un momento y luego definitivamente me soltó de la cintura y se separó apoyando su espalda contra la pared como había echo yo hace poco.  Nos quedamos en silencio, mirándonos extrañados.

-No siento nada especial ni raro- le dije observando mi cuerpo- como me hayas engañado…
Derek me silenció, posando un dedo sobre mi boca.
-Hablas demasiado- opinó con una sonrisa orgullosa de haber conseguido lo que quería.
Me fijé que, en su mirada, había un brillo de esperanza por algo que se me escapaba. Se llevó la mano a la barbilla y se tocó los pelos incipientes.
La noche se mostraba fría por lo que me dio un escalofrío.
-Calculo que en unos minutos te va a salir una cicatriz al lado del ojo como el mío- dijo y antes de que me pudiese quejar continuó- pero tranquila, tengo una solución para tu problema.
Me tendió un frasco verde en el que dicha punta terminaba en forma de una rama retorcida. El líquido del interior cambiaba de color constantemente.
-Escucha atentamente- me ordenó tendiéndome el frasco y dándomelo- solo debes de beber una gota de su contenido cada día, solo una- volvió a repetir dándole importancia- si bebes más de una gota no se las consecuencias pero no son muy buenas. Verás, te lo mostraré.
Derek sacó del abrigo un bote similar y dejó caer, exactamente, una gota en su boca. Al momento, su señal desapareció como si nunca hubiese estado ahí. Después, sonrió por la cara de pasmada que se me debió de poner.
-¡Increíble!- exclamé dándome cuenta de lo serio que se estaba tornando el asunto.
-Lo siguiente que deberías saber es que, cuando se les pasa el poder a alguien, ese alguien se pone muy enfermo y cuando está a punto de morir se pone repentinamente bien- explicó cruzándose de brazos y volviéndose a apoyar sobre la pared.
Puse cara de terror. Como a todo el mundo en su sano juicio, odiaba ponerme enferma. Me puse nerviosa y noté como el corazón se ralentizaba.
-Pero tranquila, estás gotas te van a ahorrar ese sufrimiento, vas a ser una de las pocas afortunadas que te saltes este paso- me dijo para mi alivio-  verás, estás gotas proceden del lago del Lama. Bueno, eso es algo que te explicaré más adelante. Calculo que te durarán unos dos o tres meses. Cuídalas, que no creo que te pueda proporcionar más hasta que se te acaben- me advirtió.

Observé el frasco y luego, lo guardé con ademán posesivo entre mis manos. Me acerqué hasta Derek le acaricié la zona donde momentos antes había estado la señal. Él se estremeció y luego, posó su mirada en mi lado derecho de la cara.
-Ya está, es el momento- susurró, a la vez que el también me acariciaba la misma zona de la cara- ya estamos conectados.
¿Con eso qué quiso decir, que ya me había salido la señal?  ¡Que estupida soy!, claro que quiso decir eso. Cogí el frasquito y me bebí, tal y como me había dicho, exactamente una gota.
-A partir de ahora, cada vez que a alguno de los dos le pase algo malo, el otro lo sentirá- me explicó pensativo y a la vez triste.
Se apartó de mí y se sentó en la oscuridad para que no pudiese verle.
-¿Qué pasa, te has arrepentido?- le pregunté afligida acercándome otra vez hasta él.
-No es eso- susurró evitando mirarme.
Entonces, no lo comprendía. Qué es lo que ocurría. Por qué le había afectado así. Tenía que saberlo sí o sí.
-Claro que te has arrepentido- le grité desesperada por su reacción inmadura e indeliberada.
Derek se aproximó hasta mí y vi que sus ojos estaban apenados y sombríos.
-¡Te he dicho que no es eso!- exclamó con una rabia retenida.
Entonces fue cuando me vino a la mente la posible causa por la que podría estar triste y desesperado.
-¿Has estado unido a otra persona anteriormente y la has perdido?- pregunté curiosa y a la vez triste. Me di cuenta que había dado en la diana.
Derek iba a contestar cuando Isi empezó a quejarse y a levantarse del sitio. Cuando volví la mirada hacia Derek, este había desaparecido así que me aproximé corriendo hasta el niño y le ayudé a levantarse.
-¿Qué ha pasado?- preguntó el pequeño pasándose la mano por la cabeza, confundido.
No le contesté. Me quedé un largo tiempo observando el lugar donde había desaparecido Derek. En el fondo, supe que estaba ahí escondido, observándonos.

¿qué pasa si al final beso a Niko?