sábado, 7 de mayo de 2011

CAPITULO 11

                                                                                                                  LIDIA
Llegué a clase como siempre a las ocho y media de la mañana y al poco rato llego Cora, sinceramente temía su llegada, se tiró todo el día de ayer hablando conmigo por teléfono contándome su fugaz beso con Alex, estaba tan ilusionada que me daba pena colgarla, como se suele decir un beso cuanto puede durar ¿5? ¿10? 20 segundos como mucho pero ¿Cuánto tiempo se puede estar hablando sobre ese beso?

- Hola- saludo con una gran sonrisa en la cara mientras se sentaba en su sitio, acto seguido se giró sobre sí misma y me miró- a que no sabes qué he soñado- dijo repitiendo la misma frase de todas las mañanas, un día de estos la monotonía acabará conmigo, pero esta vez podía intuir de que se trataba.
-Has soñado con el beso que le diste a Alex- adiviné esbozando una sonrisita.
- ¿Cómo lo has sabido?- dijo bromeando.
Y así se tiró la pobre toda la santa hora que duró la clase, incluso nos llamó la atención el profesor unas cuantas veces. A la siguiente hora ocurrió exactamente lo mismo.
- ¡Pero que pesada! ¿Cuantas veces vas a repetirlo? El amor no sirve para nada, no vais a durar enamorados para siempre, llegará un día en que lo tendréis que dejar y eso va a ser tan duro que toda la emoción de ahora no servirá de nada, así que no vale la pena enamorarse siendo tan joven- dije algo mosqueada. Tenía que admitir que me sentía algo celosa…
Puso una expresión de irritación en la cara
- Vale, perdón, siento ser tan brusca pero… es la verdad piénsalo- dije sin vacilaciones.
No se dignó a contestar pero al menos me pude ahorrar  una hora de sufrimiento.

Por fin llegó la hora del recreo, como siempre salimos, doblamos la esquina y subimos la calle  para sentarnos en la pequeña zona que daba el sol. Nos encontrábamos cantando y hablando con los amigos que estaban con nosotras hasta que a mitad de la calle se divisó la figura de Alex acompañado de otra persona que me resultaba bastante familiar, continué un poco a mi bola cerrando los ojos para disfrutar el poco sol que había. Al poco rato oí como Cora daba un pequeño grito de alegría mientras saludaba a Alex así que me levante del suelo, m sacudí los vaqueros con las manos y volví la mirada para saludar, al instante me quedé petrificada, junto a Alex se encontraba el chico más guapo que había visto en mi vida, bueno en realidad miento porque a esta persona en concreto ya la había visto una vez… una vez en un sueño como dice la película de la bella durmiente. No me lo podía creer, no podía creer que el chico de mis sueños se encontrara justo delante de mí, clavando sus deslumbrantes ojos grises en mí, escaneándome como si quisiera recordar mi rostro para siempre. Se me aceleró el corazón sin más, parecía que se me iba a salir del pecho si seguía así. Al rato sentí varios pares de ojos posados sobre mí, sacudí un poco la cabeza saliendo mi estado de shock  y aparte la mirada del chico de mis sueños un poco a desgana. Cora me observaba atentamente sin comprender porque me había paralizado de esa manera, con disimulo me acerqué a  ella y la susurre en el oído muy bajito para que el resto no me oyera.

- Él es el chico de mi sueño- susurré con tono de emoción-  el que te conté que tenía una familia de mafiosos italianos, ¿te acuerdas?
Puso los ojos como platos y asintió algo desconcertada.
- Pero… cómo es posible…- dijo todavía algo confusa.
Hice una señal con los hombros como diciendo “no tengo ni idea”
- Bueno chicas él es Niko, mi hermano- aclaró Alex nuestras dudas acerca de su identidad.
Niko, pero que bonito nombre. Enseguida me acerqué y me presente.
- Hola, yo soy Lidia, Lia para el resto de la humanidad- dije dándole dos besos en la mejilla y esbozando una alegre sonrisa.
- Encantado- añadió correspondiendo a mi sonrisa.
- Hola, yo soy Cora, Cora para el resto de la humanidad- dijo repitiendo a carcajadas lo mismo que había dicho yo y dándole también dos besos.
Alex volvió a retomar el mando de la conversación.
- Bueno nos preguntábamos si querrías acompañarnos  a darle la bienvenida a Niko a Madrid, hemos quedado con pablo en el bar del otro día- explicó apoyándose sobre el muro de piedra.
Cora pareció dudar ya que eso supondría saltarse clases, lo que de toda la vida se ha llamado hacer pellas, y eso sé que no la hacía demasiada gracia. Así que la eché una mirada asesina con la que ella entendió perfectamente mis intenciones y procedí a contestar a Alex.
- ¡Claro que vamos!, si nos esperáis un minuto vamos a recoger nuestras cosas.

Asintieron y los cuatros nos alejamos calle abajo del grupo hasta llegar a la puerta del colegio donde esperaron pacientes a que recogiéramos nuestras pertenencias.
Una vez las dos solas en clase exploté de ilusión.
- ¡Dios mío!, has visto que guapo, te juro que un poco más y me derretía- dije gritando de ilusión.
- Si, ya me he fijado que le estabas devorando con la mirada- dijo soltando una risita- además se parece mucho a Alex, sobre todo en el cuerpo y las fracciones de la cara son muy parecidas.
- Si, por que Alex tiene los ojos verdes y Niko grises, y Alex tiene el pelo de un castaño un poco más claro  y Niko un poco más  oscuro, pero por lo demás son iguales. Se nota que son mellizos- dije metiendo el último libro en la mochila.

Acabamos de recoger y salimos rápidamente para no hacerles esperar, al salir  nos reunimos con ellos y subimos la calle en dirección a la plaza de República Argentina para coger el metro. Cuando nos empezábamos a alejar volví la vista atrás y pude ver al típico grupo de niñas cotillas mirándonos y cuchicheando entre sí. Sonreí para mis adentros y continúe andando sin separarme mucho del lado de Niko ya que Cora y Alex iban un poco a su royo, así que aproveché el paseo para hablar con él.
- Bueno y ¿cómo es que te has venido a Madrid?- pregunté intrigada. Sonrió.
- Pues… principalmente porque tuve un accidente de coche y después de estar unos días en el hospital mis abuelos me dijeron que tenía que volver con mis padres. No sé muy bien por qué, supongo que se cansaron de tenerme lejos- explicó soltando una risita de lo más dulce pero a la vez se le veía en la cara cierto tono de preocupación.
- Y entonces porque se te nota como… como triste.
Tras un rato de vacilación contestó.
- La verdad es que aunque este con mis padres y mi hermano en realidad me siento como un extraño ya que he vivido toda la vida con mis abuelos en Italia y… no sé todo esto es nuevo para mí.
- Entiendo… debe ser muy duro.

Seguimos conversando todo el camino, perdiéndome en su voz que a pesar de que hablaba perfectamente español tenía un cierto acento italiano, hasta llegar al bar.
Al entrar nos reunimos con Pablo que ya había pedido algunas cosas para tomar. Pasamos el rato entre risas y chistes malos de Pablo y Alex. Al final a Cora se le ocurrió una brillante idea.
- ¡Oye! ¿Por qué no subís al escenario y tocáis algo?, vuestras canciones son muy buenas y pegadizas- sugirió dirigiéndose principalmente a Alex.
- Pues por mí no hay problema, lo que pasa es que echamos del grupo al guitarrista, Arturo ¿os acordáis?- pregunto Alex cogiendo una patata del cuenco de patatas fritas.
- Sí- dijimos al unísono intentando no recordar la trágica escena que ocurrió hace tan solo una semana.
- Si, así que ahora nos hace falta un guitarrista- Explicó Alex, se le veía un tanto apenado ya que el grupo de música suponía mucho para ellos, la verdad es que es una pena si no encuentran a un guitarrista puesto que sus canciones son realmente buenas.

En ese instante Niko, que había estado un poco ausente durante toda la conversación, dejó de lado el vaso de Coca-Cola que sostenía en la mano y miró atentamente a su hermano antes de añadir. 
- ¡Yo toco la guitarra!- dijo incorporándose rápidamente en su sitio. Se le veía emocionado con el tema.
- ¿Enserio?- pregunto Alex ilusionado fijando la mirada en el- ¿Por qué no me lo dijiste antes? No trajiste ninguna guitarra en el equipaje que yo sepa.
Niko soltó una risita mientras se reclinaba un poco en su asiento y contestaba a las preguntas de Alex.
- Si, lo cierto es que mi abuela no quiso que trajera muchas cosas y por eso solo pude traerme una, mi favorita, que la guardé en la maleta grande para que mi abuela no la viese- Explicó y tras una breve pausa continuó hablando-Me gustan mucho las guitarras, las eléctricas sobre todo, junto con los coches es mi mayor pasión. En Italia solía dedicarle mucho tiempo a tocar ya que no suelo presentarme mucho por la universidad.

¿Coches? ¿He oído bien? ¿Ha dicho coches? Me llenaba de ilusión la idea de que tuviésemos gustos en común. Tendríamos que hablar de ello más adelante, me dije mentalmente.
- Bueno entonces no habrá ningún problema en que toque con vosotros ¿no?- sugerí ilusionada con la idea de verle tocar la guitarra.
- Coincido contigo Lia, nos viene muy bien un guitarrista, si te quieres apuntar eres bienvenido, si Alex está de acuerdo claro- Dijo pablo posando la mirada en Alex esperando una respuesta.
- Claro por mí no hay ningún problema, ¿quieres unirte al grupo?- pregunto Alex dirigiéndose a su hermano a la vez que se levantaba de su asiento.

Niko vaciló durante unos instantes que aprovechó para volver la mirada al escenario, luego volvió otra vez la mirada esta vez para contestar.
- Me encantaría - dijo sonriendo alegremente.
Su sonrisa me volvía loca, cada vez que sonreía se dejaba ver unos dientes blancos perfectamente alineados y sus labios ligeramente voluptuosos al igual que los de su hermano. Cada vez que sonreía así se me aceleraba aún más el corazón. Alex sonrió y chocó la mano con Niko sellando la integración del nuevo componente del grupo.
Tras un rato de charla, en la que Pablo le explicaba a Niko varias cosas sobre el grupo, a mí se me ocurrió una idea.
- Porque no probáis a tocar algo ahora- sugerí
Automáticamente todas las miradas se posaron sobre mí, yo sin vacilación la clave sobre Niko y este procedió a contestar.
- Si pero no me se las canciones y no tengo guitarra- dijo devolviéndome  la mirada que no la aparto durante un largo periodo de tiempo.
- Por eso no hay problema tenemos partituras,  puedes intentar seguirlas y allí tenemos un par de guitarras- dijo Pablo apoyando mi sugerencia.
Vi como Cora asentía en señal de aprobación, seguro que si no se me llega a ocurrir a mí se le ocurre a ella. Le sonreí a Niko como diciendo” ahora no tienes escusa” este me devolvió la sonrisa y los tres chicos se levantaron y se dirigieron al pequeño escenario. Al levantarse Alex pude fijarme como le guiñaba un ojo a Cora y esta se sonrojaba.

Una vez en el escenario y ya concentrados comenzaron a tocar una canción que ya habíamos escuchado la cual era muy bonita, era una balada. No aparté ni un segundo la mirada de Niko que se le veía tan contento como un niño pequeño jugando con el juguete que le acababan de regalar los reyes magos. La verdad es que se le estaba dando bastante bien, se notaba que tenía experiencia y le gustaba. Después de la balada tocaron algunas de sus otras canciones de rock  hasta que la gente que estaba bailando alocadamente se sentó y ellos volvieron a sus respectivos asientos delante de la barra. Al cabo de unos minutos recibo la llamada de mi madre. Me levanto con el móvil en la mano y me alejo un poco para contestar.

- Lidia pero ¿Dónde estás? Son las tres se supone que ya deberías estar en casa- dijo mi madre preocupada. Sabía que se pondría hecha una furia si no contestaba algo convincente así que decidí contarle la verdad cambiando algunas cosillas, es decir, saltándome la parte en la que faltamos al colegio. Con un poco de suerte a lo mejor no han llamado a casa para avisar de la ausencia.
- Perdón mamá pero nos encontramos con unos amigos y nos entretuvimos charlando- la expliqué intentando sonar suficientemente convincente.
- Si, ya ¿y la comida?- preguntó mi madre empezando a elevar el tono de voz. Eso no era bueno.
- Bueno ahora iré si total seguro que no hay mucho, ¿a qué no?- dije bromeando, aunque sabía que en el fondo era cierto.
Noté a través del teléfono como mi madre soltó una risa, eso era señal de que había acertado.
- No, no mucho pero contaba contigo, ¿vas a venir a comer o no?- pregunto ya más tranquila.
- Sí, ahora voy- dije con tono de resignación.
- Vale pero no tardes- y colgó
  Volví con los demás con paso lento, recogí el abrigo y les comuniqué mi marcha.
- Bueno yo me voy a tener que ir yendo, se ha hecho tarde y mi madre ya tiene  echa la comida- dije un tanto apenada ya que no quería irme pero la verdad es que empezaba a notar como me sonaban las tripas.
 - Sí, yo también voy a tener que irme- dijo Cora levantándose también de su asiento. Alex se levantó a su vez y se dirigió a ella.
- En ese caso te acompaño- por un momento vaciló- ¿pero qué hago con Niko?- dijo mirando a su hermano.
- Oye que no soy un bebé- Contestó Niko
- Bueno no te preocupes ya otro día me acompañas- dijo Cora sonriendo.
En el fondo yo sabía la ilusión que la hace ir con él de vuelta a su casa, así que la eche una mano que por otro lado también me venía bien a mí.
- Yo puedo acompañarle hasta tu casa si quieres- me ofrecí. La idea me ilusionaba bastante- y de camino podemos hacer un poco de turismo.
- Por mi está bien- dijo Niko levantándose también del asiento situándose a mi lado.
- Bueno entonces vale- añadió Alex  saliendo por la puerta seguido de mí amiga que ya se habían despedido de Pablo.
- Por cierto Pablo, ¿dónde viven Niko y Alex?- Pregunté ya que en realidad no tenía ni idea.
Este me dio la dirección y luego se despidió de nosotros, subió a su furgoneta y se marchó. Salimos del local y nos dirigimos a un autobús que pasaba por algunos de los sitios más importantes de Madrid y que de paso iba hacia su casa.
- ¿Te apetece que comamos en algún restaurante de comida española?- ofrecí.
Asintió. Mandé un mensaje a mi madre que decía “al final no voy a comer, no te enfades. Bss. Tk.”.

Una vez en el restaurante, tomando varias cosas que habíamos pedido para compartir, procedí a continuar con la charla.
- Me dijiste que habías tenido un accidente ¿Qué te paso?- Pregunté interesada a la vez que cogía un trozo de tortilla de patata.
Esperó a que tragara y contesto alegremente sin apartar la vista de mí.
- Pues esa mañana fui a visitar a mi tío a su casa ya que no me apetecía ir a la universidad y pues lo típico tomé alguna copa de más y cuando iba con el coche, en una curva me choqué- aparto un momento la vista, sintiéndose avergonzado, y la fijo a un plato de comida.
No sabía que contestar así que me quedé callada y esperé a que continuara. 


Durante el rato de silencio contemplé a la cantidad de gente que empezaba a entrar en el restaurante que estaba situado en el centro de Madrid, había grupos de colegialas que reían y hablaban sobre los chicos de su instituto o cotilleos de la televisión sin importancia,  también había varias mesas que estaban ocupadas por compañeros de trabajo y que su tema principal era política y como siempre también había varias parejas que se besaban inclinados sobre la mesa o estaban cogidos de la mano y se sonreían unos a otros a la vez que se decían lo mucho que se querían. En ese momento recordé la conversación con Cora en clase en la que la decía que el amor solo daba sufrimiento, en parte seguía teniendo esa idea en mente pero otra parte de mi cerebro luchaba por quitarme esa idea de la cabeza e intentaba hacerme ver lo bonito que podía ser sentirse enamorada. Sin darme cuenta me había quedado mirando embobada a la pareja que se estaba besando. Niko, que se dio cuenta de hacia dónde miraba, procedió a sacarme de mis pensamientos y hacerme volver a la realidad.

- ¿En qué piensas?- dijo mirando también a la pareja que estaba contemplando hace unos instantes.
En ese momento me gustaría poder contestarle y decirle lo que pensaba para luego lanzarme a sus brazos y besarle, pero supuse que no sería moral.
- En nada-me limité a contestar suspirando.
En el fondo de mi mente imaginaba la escena en la que fuésemos nosotros la pareja que se besaba en público manifestando su amor sin ningún reparo.
Esta vez fue él el que no contesto, al igual que yo se quedó mirando a la pareja de enamorados.
- ¿y tú?- dije sonriendo- ¿en qué piensas?
Me miró desconcertado sin saber que decir.
- En nada- dijo contestando lo mismo que le había contestado yo y esbozando una bonita sonrisa.
Volví otra vez la mirada a la pareja, solo un momento y luego oí como Niko soltaba una risita.
- ¿de qué te ríes?- pregunté desafiante
- Me hace gracia como miras a esa pareja- dijo sin vacilaciones cogiéndome la barbilla con la mano y  haciéndome girar la cabeza hacia el para que pudiese mirarle a los ojos .
- ¿Y tú?, me negaras que antes tampoco estabas mirándolos- dije desafiándole
Se me quedó mirando, al rato me soltó y se recostó sobre su asiento.
- No estaba mirando a esa pareja, tenía la mirada perdida- dijo sin más.

Hubo un momento de tensión y de silencio así que sin aguantarlo durante mucho rato procedí a romper ese silencio.
- Ya, eso lo decís todos, a saber en lo que estarías pensando…- contesté esbozando una suave sonrisa y clavando la mirada en el como si intentara presionarlo con esa simple mirada.
Él puso los ojos como platos y se inclinó un poco sobre la mesa para contestarme.
- De los pensamientos vive el hombre aunque en mi caso los pensamientos son un estorbo- dijo en tono sarcástico- el amor no sirve de nada, es pura ciencia ficción, quien crea en el amor allá él.

No sabía que contestar, me había dejado demasiado pensativa,  no me podía creer que él hubiese opinado lo mismo que yo sobre el amor justo el mismo día ¿y ahora yo que le iba a contestar?, no podía arriesgarme a decir que opinaba lo mismo ya que pensaría que las relaciones de pareja no me interesaban lo más mínimo, pero la cuestión es ¿Qué quiso decir él realmente con eso? A lo mejor es a él al que no le interesan las relaciones. Tenía que asegurarme.
- ¿Tu nunca te has enamorado?- Pregunte intrigada, realmente temía lo que podía contestar.
- ¿y tú?- se limitó a decir sin desviar la mirada de mí. Esperó  paciente a que yo contestara.
Ahora no temía lo que pudiese contestar, sino lo que pudiese pensar de mi si le decía la verdad, así que decidí ser valiente y arriesgarme.
- Sí- asentí con un susurro desviando la mirada y clavándola en el suelo, tímida. No quería ver su expresión por miedo a la desilusión.
Tras un instante de vacilación respondió.
- Así que tú creíste en el amor, ahora ves como el amor es una mierda, estas destrozada a causa de él- dijo con dureza pero a la vez se podía ver la calidez de sus ojos que intentaban consolarme con una simple mirada.
Preferí no recordar esa época, fue dolorosa y si él se daba cuenta no tendría más remedio que darle la razón y eso sería peor que todo lo demás junto ya que supondría no tener esperanzas con él en la vida, tenía que intentar hacerle cambiar de opinión.
- Pero el tiempo que duró fue muy bonito y yo pienso que realmente si puede haber alguna persona en el mundo que pueda hacerte feliz y con la que puedas compartir el amor mutuo para siempre- dije intentando que no se derramara ninguna lagrima que amenazaba con salir.

No contesto, simplemente se me quedó mirando un largo rato y luego continuó comiendo. Al cabo de un rato en el que al fin conseguí serenarme le dediqué una mirada con la que intente adivinar sus pensamientos y luego, al igual que él, continué comiendo.
 Seguimos comiendo en silencio cada uno sumido en nuestros pensamientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario