miércoles, 1 de junio de 2011

CAPITULO 19

                                                                                                                          ALEX
Mi mente seguía repitiéndome que tenía que contarle a Cora su nueva vida, ya no podía atrasarlo más. Decidimos, cuando estábamos en el cuarto que nos habían asignado, que el mejor momento para decírselo era ir a dar una vuelta al monte ya que estaba a cinco minutos de su casa.

Después de merendar nos disponíamos a salir al monte para, de paso, pasear al perro. Pasamos delante del baño donde Niko seguía sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared esperando a que Lia saliese del baño.
- ¿Quieres venir?, vamos a dar una vuelta por el monte, ya sabes- Él primero dirigió la mirada hacia la puerta del baño y a continuación a su pie. Como dice el refrán: una imagen vale más que mil palabras, pues en este caso una mirada vale más que mil palabras así que con eso nos dijo todo.

 Fuimos hacia el salón donde se encontraban nuestros abrigos cerrando la puerta del pasillo sigilosamente. Para nuestra sorpresa tumbada sobre el sofá se encontraba Lia que leía un libro tranquilamente, levantó la cabeza del libro que estaba leyendo y la poso sobre nosotros, luego, antes de que alguien pronunciase una palabra, se llevó un dedo a la boca indicándonos que guardemos silencio y luego miro a la puerta donde detrás de ella se encontraba Niko. Entonces todos entendimos. Niko no sabía que ella estaba ahí en el salón tan tranquila.
- ¿Pero que haces aquí?- susurro Cora- ¿Cómo has salido del baño sin que Niko se entere?
Lia esbozó una sonrisa y luego se recostó un poco sobre el sofá.
-  E salido por la ventana- murmuró
Todos nos quedamos mirándola alucinados, esta chica era una caja de sorpresas. Interiormente me reí pensando que mi hermano estaba ahí sentado incómodamente en el suelo solo por ella y esta estaba tan cómoda leyendo, ¡Que pringado! Después de un momento Cora contestó.
- Pero ¿como has podido salir por la ventana? Si hay barrotes- preguntó ella todavía sin salir de su asombro.
Su amiga se encogió de hombros y luego contestó.
- Pues no sé, como he podido- hizo una pausa y luego sonrió- la verdad es que casi me mato- bromeó.
- Vamos a ir a pasear a Thor, ¿te vienes?- Preguntó Isi.
- No, yo me quedo- Lia se despidió con la mano y luego salimos de la casa.

Nada más salir por la puerta, el perro se introdujo en el bosque detrás de un gato, Cora salió en su busca y nosotros corrimos también. En un momento llegamos a la mitad del camino que habíamos previsto, nos sentamos en el suelo, riéndonos a la vez que nos llevábamos las manos al estómago, intentando impedir el dolor de flato. Pablo me envió una mirada significativa, había llegado la hora de desvelarla la verdad, tenía derecho.
-Tenemos que contarte algo importante y necesitamos que nos prestes toda la atención del mundo- la dije seriamente- y espero que puedas perdonarme, no sabía que esto podía ocurrir.
Hice una pausa y ella cambió su expresión alegre a una de preocupación e intriga, frunciendo el ceño.
-Tía, no te asustes, no es nada…malo- dijo Pablo- o al menos eso creo.
El bruto de Isi, que estaba a las espaldas de Cora, ya no soportó más el tener que ocultarlo, así que se transformó en un chico de veinticinco años como si fuese la cosa más normal del mundo. Cora debió de percibir algo a su espalda cuando se dio la vuelta, al ver al hombre que la miraba expectante a sus espaldas empezó a gritar escandalosamente rompiendo la tranquilidad que había en el bosque.
-Tranquila, es Isi, no te asustes- dijo Pablo- ¡sorpresa!
Para nuestro asombro, cogió un palo del suelo y le persiguió. En un principio, diría que la situación fue bastante cómica si Cora no tratase de matarle.
-¡Qué soy yo!- exclamó Isi cuando se tropezó con una piedra y se calló al suelo- y si no mírame a los ojos, eso no me ha cambiado.

Ella se detuvo delante de él y luego tiró el palo al suelo, en ese momento, Isi aprovechó para cambiarse delante de ella.
-¿Qué ocurre aquí?- preguntó aterrorizada y alejándose unos pasos de todos.
Yo intenté acercarme un poco, pero solo conseguí que se alejase. Entonces, fue cuando la enseñamos las señales. Pablo se levantó el abrigo y el jersey, y extendió el brazo bocarriba para que Cora pudiese observar la señal de la muñeca mejor. Ella se quedó en el sitio sin decir ni una palabra, entonces, Isi, que se había levantado del suelo y se había sacudido los pantalones quitándose las ramitas que se le habían quedado pegadas a causa de la caída, se levantó un poco el abrigo y el jersey dejándose ver la señal a la altura del ombligo. Cora seguía sin moverse y sin dar ninguna señal de asombro, seguía completamente paralizada. Por ultimo sin moverme del sitio para no asustarla giré un poco el cuello y me aparte el pelo de detrás de la oreja, dejando mi marca al descubierto. Ella puso los ojos como platos e instintivamente se llevó la mano detrás de la oreja apartando la melena que cubría su señal. A ella se le calló una lagrima y a mí el mundo.
- Lo siento- dije con voz entrecortada y llena de pena.
Una sola expresión de su cara bastó para darme cuenta de lo egoísta que había sido inconscientemente. Me odiaba a mí mismo por lo que la había hecho. Me di la vuelta y le di un puñetazo al primer árbol que vi lo más fuerte que pude. Noté la tensión en el ambiente y a continuación unos pasos que se acercaban a mí por la espalda, era ella, su mano se posó sobre mi hombro. Me di la vuelta y ella acto seguido me abrazó por la cintura con todas sus fuerzas sollozando, se oyó como Pablo e Isi cogían al perro y se alejaban camino arriba dejándonos a solas.
- Lo siento- repetí entre lágrimas- de veras no sabía que esto podía pasar. No quería marcarte.
- ¿Cómo ha ocurrido? ¿Qué pasa? No entiendo nada.
Le expliqué todo, no me guardé nada. Ella escuchaba atentamente. Primero la conté cómo le había pasado el poder con todo eso que me había explicado mi madre del beso de amor verdadero por las dos partes. A medida que iba hablando a ella se la iba transformando la expresión de la cara primero de sorpresa luego de alucinación y luego dio paso al enfado y el miedo, en momentos quise parar para que pudiera asimilarlo todo y deseé ponerme de rodillas y suplicar que me perdonara pero no podía, tenía que contárselo absolutamente todo y seguido sin pausa. Después, la expliqué la muerte de mi abuelo y con ello, los recientes poderes de Niko, que todavía no habíamos podido descubrir cuáles eran. Cuando terminé de contarla todo, pensé que me pegaría una bofetada o que saldría corriendo huyendo de mí diciéndome que no quería volver a verme y odiándose a sí misma por  haberme conocido o todo a la vez pero ella estuvo un largo tiempo callada mirándome con los ojos de un intenso color castaño muy abiertos y todavía con la expresión de terror en la cara, pegada a un árbol como esperado el momento adecuado para salir huyendo. Para mi sorpresa, su reacción fue todo lo contrario, se abalanzó sobre mí y me dio un largo y profundo beso. Me quedé alucinado.

- ¡Que graciosos sois! Muy buena la broma, casi hasta me lo creo, de veras valéis para actores con todo ese royo del tatuaje ¿cómo lo habéis hecho? ¿Me lo habéis pintado y luego me habéis echado algo para que doliera?- dijo riendo a carcajadas.
No puede ser, ya decía yo que su reacción no había sido muy normal.
-No es ninguna broma- la abracé con todas mis fuerzas y luego apoyé mi cabeza sobre su hombro.
-Alex, para ya con la bromita porque está pasando de claro a oscuro- dijo con un tono más serio.
No me extrañaba que no se lo creyese, la estaba mostrando mi mundo, un mundo paranormal.
-¿Te acuerdas que en el parque, antes de darnos ese beso, me querías sonsacar algo?- la pregunté mirándola de hito en hito- pues era esto, esta ha sido mi vida hasta ahora y sin querer, también va a ser la tuya.
Ella volvió a ponerse seria y frunció el ceño. Negó varias veces y luego sonrió pero luego volvió a ponerse repentinamente seria, pasándose la mano por la cabeza y revolviendo sus rizos.
-Vale, vamos a poner que estás hablando en serio- me dijo cruzándose de brazos y sentándose en el suelo- demuéstramelo.
Eso era fácil. Miré a mi alrededor y me fijé a ver si habría alguien en los alrededores.
-De acuerdo, pero no te asustes- la advertí.

Me separé de ella y cerré los ojos. Concentré toda la energía, que me recorrió el cuerpo y levanté un ligero viento a mi alrededor, después extendí la mano hacia un árbol que estaba seco. De mi mano surgió un rayo cargado de electricidad haciendo que el árbol se partiese en dos y comenzase a arder. El ruido fue atronador. Con un simple movimiento de muñecas hice que desapareciera el fuego.
Ella se quedó alucinada. Se levantó del sitió y luego se acercó al árbol partido y lo tocó. Después se acercó a mí.
-Todo esto no puede estar ocurriendo- dijo alucinada- no sabes la cantidad de libros que he leído y que he deseado que yo tuviese un poder y…ahora está ocurriendo.
Decidí no contestar, me limite a mirarla y contemplar lo que hacía y su reacción. Al cabo de un rato en el que pareció que estaba un poco más tranquila se alejó tranquilamente y se sentó sobre el tronco de un árbol que había tirado en el suelo. Se llevó las manos a las sienes cerró los ojos y luego volvió a abrirlos y empezó a reírse tontamente.
- Esto no puede ser verdad- dijo sin parar de reír- esto tiene que ser un sueño, ¡sí! Seguro que estoy soñando.
- No estas soñando, esto es verdad créeme- dije seriamente.

Ella dejo de reírse y se puso seria otra vez y luego miró al suelo. Me acerqué y me senté a su lado pasando el brazo por sus hombros en ademán protector.      
-Te voy a pedir un favor- la murmuré al lado de su oído- no le digas nada de todo esto a Lia, no puede ni debe saberlo, podríamos perjudicarla en su vida.
Eso pareció no gustarla porque se contrajo de hombros. Al final, volvió hacia mi la mirada y asintió.
- pero… ¿Por qué?- preguntó interesada- ¿Por qué la pondríamos en peligro?
No sabía si era un buen momento para decirla lo de Derek pero sabía que si no la daba una buena razón para que no se lo contara a Lia mi palabra no iba a servir para detenerla. Así que no había otro remedio.
- A ver como te lo explico…- dije pasándome una mano por el pelo- Nosotros no somos los únicos seres en la tierra con poderes aunque tampoco hay muchos más, casi todos están en nuestro mundo, pero ese es otro tema. La cuestión es que hay un chico, llamado Derek, que nos persigue, eso es otro tema del que mejor no hablamos ahora eso es mejor que te lo cuente mi madre. Pero tienes que confiar en mí. Ese chico es peligroso.
Ella no pareció estar muy convencida pero comprendió que eso era importante para todos así que asintió.
- Por eso vino Niko repentinamente ¿no?, por lo de tu abuelo- preguntó ya mucho más tranquila.
- Sí- afirmé- aunque todavía no sabemos que poder tiene. Mi madre está intentando averiguarlo, creemos que es algo relacionado con el agua por lo poco que recuerda mi madre de su padre, pero no estamos seguros.
- ¿Y el mío?- interrogó curiosa.
- No lo sé, tendremos que averiguarlo- dije con una amplia sonrisa. Ella sonrió a la vez que se levantaba del sitio. La imité y una vez los dos de pie la cogí de la mano y caminamos juntos por donde se habían ido Isi y Pablo con el perro.

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