sábado, 4 de junio de 2011

CAPITULO 21



                                                                                                                                        CORA 

La queimada y los chupitos me habían subido más de lo que esperaba así que no pude evitar salir de la habitación de mis padres  y dirigirme a la de mi ¿novio?, creo que es eso lo que somos. Llegué prácticamente corriendo, dejando a la pobre Lia sola en el cuarto. Abrí la puerta del cuarto de los chicos y grité como loca:
- ¡Alex hazte a un lado!- grité riendo y luego me lancé a la cama al estilo prety woman. Caí al lado de Alex riendo a carcajadas. Alex me abrazó por la cintura.
- Cariño, estás loca- dijo soltando una risita.
Me giré apoyando el cuerpo de lado de modo que pudiese mirarle a los ojos y luego apoye la cabeza sobre el codo. Él sonrío y me atrajo hacia si para luego darme un cálido y profundo beso.

 Noté como Niko bufaba y salía del cuarto dejándonos a solas, cuando el beso finalizó ambos respirábamos entrecortadamente, sonreí.
- Venía para preguntarte una cosa- dije en voz baja ya que se suponía que todos estaban durmiendo aunque con mi grito seguramente ya estén más despiertos que los búhos- en realidad nosotros ¿qué somos?
Él me miró durante un largo rato y luego contestó.
- ¿Tu qué quieres que seamos?- preguntó con una sonrisa.
En realidad no sabía que contestar, estaba claro que yo quería algo más que amistad pero a lo mejor él pensaría que era demasiado pronto. Decidí ser sincera y abrir mis sentimientos hacia él.
- A lo mejor piensas que es un poco pronto pero…-no llegué a terminar la frase ya que de repente mis labios se vieron interrumpidos por el romántico beso que Alex me dio.
- Yo también- dijo simplemente mirándome profundamente a los ojos como si quisiera introducirse en mi mente y grabar la palabra “Te quiero” en cada rincón de mi cerebro.
Sonreí y le devolví el beso en forma de respuesta a su muda pregunta: “Yo también te quiero”
Al cabo de un rato en el que ya estaba medio dormida noté como unos dedos me recorrían el brazo y luego pasaban por la espalda haciendo que un hormigueo me recorriese todo el cuerpo. Giré la cabeza y vi a Alex recostado de lado y concentrado en recorrer con los dedos cada parte de mi cuerpo haciendo que se me erizase el vello allí donde sus dedos hacían contacto con mi piel. Sonreí para mis adentros y me puse cómoda para disfrutar de ese repentino masaje. Oí como soltaba una risita y luego continuaba recorriendo mi cuerpo con sus dedos hasta que en algún momento me quedé dormida.

Me desperté con el delicioso olor de la leche caliente y las tostadas recién hechas. Abrí los ojos y ahí estaba él con la misma sonrisa de siempre en la cara, esa sonrisa que me volvía loca. Con una bandeja en las manos que contenía un bol de leche, una taza con un café, que supuse que era para él, y un plato con tostadas con mantequilla y mermelada de melocotón.
- Sé que te gusta este desayuno así que he decidido hacerle el desayuno a mi chica- dijo sentándose a mi lado y depositando un suave beso en mi frente. Le miré sorprendida pero sonriendo a la vez- vale lo reconozco, Lia me ha echado una mano diciéndome lo que te gusta, pero el desayuno lo he hecho yo que conste.
Solté una risita y me incorpore un poco para poder disfrutar de mi desayuno favorito junto a mi novio.

- Por cierto no sabes como he pillado esta mañana a esos dos- dijo con una sonrisa pícara refiriéndose a Niko y Lia.
- ¿Cómo?- pregunté curiosa
- Estaban los dos dormiditos en el cuarto de tus padres  abrazados como si les fuera la vida en ello. Tienen una relación de amor-odio un poco rara ¿no?
Deje en la bandeja el bol de leche, secándome los labios con la manga y le miré de hito en hito.
- No, estos no tienen una relación de amor-odio, estos en el fondo se quieren, solo que les cuesta mucho reconocerlo- hice una pausa en la que aproveché para dar un mordisco a la tostada- Ambos han sufrido mucho.

Él asintió y luego los dos desayunamos en silencio, pensativos. Después de haber terminado de desayunar y haber limpiado los platos recorrimos la casa juntos de la mano en busca de los demás. Primero entramos en la habitación de mis padres, en el seguían Niko y Lia profundamente dormidos. Pensamos en hacerle a Niko la típica broma de mojarle la mano para que se mease en la cama, pero desechamos la idea ya que luego tendríamos que sufrir las consecuencias y seguro que mi amiga también se enfadaba. Luego pasamos por el salón donde Isi y Pablo se habían quedado dormidos apoyados mutuamente. Que monos. Finalmente decidimos vestirnos e ir a dar una vuelta fuera con Thor para que el pobre hiciese sus necesidades. Nada más cruzar la puerta que daba a la calle Alex me cogió de la mano y juntos recorrimos las pequeñas calles de San Rafael con el perro a nuestra vera. Cuando estábamos a mitad de camino de vuelta mi móvil sonó. Eran mis padres. Solté la mano que Alex me tenía agarrada y contesté.

- ¿Si?- dije extrañada por la repentina llamada.
- Cora soy yo, ¿Sabes que mañana es puente?- preguntó mi madre- Lo decía porque si os lo estáis pasando bien Lidia y tú podéis pasar un día más.
- A ¿Si?- dije extrañada. Alex parecía aburrirse así que no se la ocurre otra cosa que coger un mechón rizado de mi pelo y restregarla por debajo de la nariz haciendo que empezara a reírme tontamente. Le di un manotazo con intención de que dejara de hacerlo pero no sirvió de mucho. Después, Alex me recorrió el cuello con un retazo de besos. Evité soltar un leve gemido- pues qué bien, así da gusto- dije con doble sentido.
-Vale, pues hemos estado hablando con los padres de Lidia y les parece bien- me dijo mientras Alex seguía recorriéndome el cuello con sus dulces besos.
-Así me gusta, con eficiencia- me reí hablando para las dos personas que en ese momento me prestaban atención- gracias mami, te quiero, hasta mañana.
-Hasta mañana corazoncito de mamá.
Alex debió de oírlo, cuando se detuvo y se rió.
-Muy gracioso, ya te vale- le medio regañé- está te la devolveré.
Volvimos a casa entre risas. Cuando traspasamos el umbral de la puerta en la casa ya reinaba una enorme actividad. Desde la cocina ya se podían oír los gritos de Lia y Niko y Pablo e Isi que se mantenían un poco al margen de la discusión desayunando tranquilamente en la mesa que hay al lado de la cocina.

-¿Sabes que estás muy guapa cuando te enfadas?- preguntó Niko afirmando.
-Ja, ja, muy gracioso- gruñó Lia sacando su café del microondas.
Presentí que en ese momento a mi amiga se le estaba pasando por la cabeza tirarle el café a mi futuro cuñado, así que se lo quité de entre las manos y se lo llevé yo misma hasta la mesa.
-¿Lo ves?, te lo dije, relación amor-odio- me dijo Alex, sin importarle que alguien pudiese oírlo.
Lógicamente, Niko y Lia casi lo asesinan con la mirada. Eso sí, cada uno se puso en una punta de la mesa, en cambio Alex y yo nos sentamos al lado.
-Mi madre llamó antes- dije a todos y capté la mirada significativa de Alex por el retazo de besos que me había dado- y me ha dicho que es puente, así que podemos quedarnos un día más.
Todos despegaron la mirada del desayuno y la posaron en mí, parecía que esa idea les había gustado.
-¡No me digas que tengo que pasar un día más junto a este!- exclamó Lia señalando a Niko con una tostada.
Todavía no salía de mi asombro, habían dormido en la misma cama y pegados, que yo sepa, la cama de mis padres es enorme y había sitio suficiente para que corriese el aire entre ellos y ahora, ¿me suelta esto?, no había quién les entendiese.
-¿Qué pasa, te gusto tanto que no puedes estar a mi lado sin poder evitar besarme?- la preguntó mofándose y haciéndola rabiar.
-Pero qué falso eres, yo jamás he intentado besarte- le contestó dándole un mordisco a la tostada- jamás te besaré- murmuró para sí misma intentando convencerse.
Pablo e Isi al poder palpar la tensión en el ambiente, recogieron sus cosas y se fueron. Alex y yo nos mantuvimos callados, de espectadores.
-Que jamás me beses no quieres decir que no te dejes besar- la corrigió Niko- ¿me equivoco?
-Por favor, no seas egocéntrico- dijo Lia dándole otro mordisco a la tostada.
Mientras que ellos discutían, Alex y yo hacíamos manitas debajo de la mesa. Me alegra el saber que él y yo éramos novios, era el chico perfecto y era mío.
-Di que sí Lia, no beses a mi hermano, que puedes salir perjudicada- le advirtió Alex.
Cuando habíamos salido a dar una vuelta a Thor, Alex me había contado que le había prohibido a su hermano besar a Lia, sin antes advertirla de las consecuencias pero que Niko no le hacía caso. Todavía no era consciente de lo grave que era el asunto. Además, ponía la excusa de que él jamás se había enamorado y no lo iba a hacer.

Al final Alex y yo decidimos que era mejor dejarles solos con sus paranoias así que salimos de la habitación sigilosamente como quien no quiere la cosa.
Llegamos al salón donde Pablo e Isi miraban la tele atentamente.
- Oye que os parece si vamos al monte a dar otra vuelta y de paso me enseñáis más sobre los poderes- propuse.
Todos asintieron al unísono y salimos sin siquiera avisar a Lia y Niko dejándolos solos en la casa.

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