miércoles, 1 de junio de 2011

CAPITULO 20

                                                                                                                            LIDIA
Me había enfrascado tanto en la lectura, que no me di cuenta que había pasado la hora de la cena y no había comido nada. Tampoco habían vuelto los otros. Arranqué un trozo de papel de una revista y lo puse como marca página, a este paso me iba a terminar el libro. Atravesé el recibidor en el que horas antes, Niko y yo habíamos discutido y nos habíamos gritado, sigilosa, abrí la puerta que da a parar al pasillo, y donde estaba Niko tumbado, esperando a que abriese la puerta, pobre iluso. Me entró mucha ternura el verle tirado, esperando sin rechistar. Se había quedado dormido. Sin pensarlo, me agaché a su lado y le observé lentamente. Sus labios pedían a gritos ser besados, me retuve e interiormente me llamé idiota por haber rechazado ese beso que me iba a dar cuando le estaba curando. Idiota. Idiota. Más que idiota.
Posé mis labios sobre los suyos ligeramente, sin apenas llegar a rozarnos y los retiré rápidamente para no despertarle. Finalmente, me senté a su lado, totalmente en contacto y le levanté el brazo para enroscarlo con el mío, apoyé la cabeza sobre su hombro y me quedé dormida.

El chico de las mechas rojas y el tatuaje al lado del ojo me aprisionó del brazo y me separó de Niko. Esto seguro que era un sueño, pero intenté despertarme y no podía.
-Te he dicho que te alejes de él- me gritó mirándome de hito en hito.
Esos ojos azules, me sonaban bastante. Pero no tenían la profundidad y calidez de Niko. Entonces, sin saber por qué, me vino a la mente una imagen de Pablo riéndose, sus ojos eran iguales pero con la diferencia de que los de Pablo eran alegres y los de este chico tristes.
-¿Nos conocemos?- le pregunté inconscientemente mostrándole mis pensamientos- me eres familiar.
Eso no le debió de gustar cuando me apretó con más fuerza el brazo. Llamé a Niko, con todas mis fuerzas pero no se despertó.
-No te acerques a ellos ni a él- volvió a repetir señalando a Niko.
-No quiero- sollocé intentando zafarme de su mano- además, ya lo he intentado pero no lo he logrado.
Detrás de nosotros, llegó un chico un poco más joven con pinta de pringado.
-Derek, tenemos que irnos, nos van a descubrir- le urgió el chico recién llegado- van a venir.
Entonces, así es cómo se llamaba, Derek., me podrían llamar loca, pero todo lo que ocurría últimamente en mis sueños era real.
Derek afirmó.
-¿Te has fijado en su pierna?- me preguntó señalándome el pie de Niko- eso no ha sido nada, en comparación con lo que le puedo hacer. Te lo advierto por última vez, como no te alejes de él…
Derek se fue acercando a Niko y le levantó por el cuello. Él no se despertó. Derek sacó un cuchillo y le apuntó al cuello.
-No le hagas daño, por favor- le grité desesperada- Niko, despiértate Niko, por favor, Niko, Niko.

Se oyeron unas risitas de fondo, logré despertarme. Niko estaba a mí lado, alucinado pero mofándose, como los demás de mí. Me di cuenta que le agarraba fuertemente el brazo, así que lo aflojé un poco.
-Niko, Niko, no le hagas daño, Niko- parodió Isi agarrado el brazo de Cora- ¡Niko!
Todos saltaron en carcajadas menos yo. Al final del pasillo apareció Derek y, el que me pareció ser su secuaz.  Su mirada helada me advirtió y desapareció. Solté a Niko y me dirigí al final del pasillo, no podía a ver desaparecido así, de ese modo.
-¿Dónde estás?- le pregunté a Derek- sal de ahí, no te tengo miedo. Que lo sepas, no te voy a hacer caso.
Todos se pusieron repentinamente serios, mirándome como si se me hubiese pirado la pinza.
-Sois idiotas- pasé al lado de todos, mirando especialmente a Niko- no tiene gracia.

Salí al jardín y me senté de espaldas al olivo, Niko se sentó a mi lado, estuvimos callados, sin decir nada en especial, mirando a Thor que se tumbó en una esquina, al lado nuestro.
-Lo siento por reírme- dijo Niko simplemente- y por dejarme prácticamente todo el día sentado en esa esquina mientras tu estabas cómodamente sentada en el sofá leyendo- añadió dándome un codazo cariñoso.
Me entró la risa tonta solo de recordarlo y él se unió a mí.
-Te perdono- dijo cariñosamente cogiéndome de la mano.
El simple hecho de que me cogiese de la mano, me llenó de una gran felicidad. Ya no le odiaba.
Niko enrolló su pie con el mío y me besó en la frente.
-Con que soñando conmigo eh- bromeó con un ligero acento italiano- y protegiéndome.
Podría tomarlo a broma, pero para mí lo que había ocurrido ahí adentro fue muy real, se suponía que lo más sensato sería alejarme de ellos pero…no podría. Cora era mi mejor amiga y Niko , sin haberlo querido ni planearlo, estaba formado gran parte de mi vida, además, ya le había cogido cariño a Pablo, con esa alegría que le envolvía, luego estaba Alex, que simplemente por formar una parte importante en la vida de mi amiga, también lo era para mí, y por último, no menos importante, Isi, ese crío se dejaba querer y estaba empezando a ser como un hermano para mí.
-Sí, soñé contigo- le confirmé mirando al suelo- ¿pasa algo?
Niko se volvió a reír con esa sonrisa que tanto me gustaba. No quería separarme de él y no volvería a intentarlo, para ser sinceros, no quería intentarlo, me daba igual que Derek me hiciese daño.

Me di cuenta, que Niko dejó de reírse y me observaba curioso, entre el ambiente de la sierra y que estaba en la noche más estrellada que había visto en la vida, ese momento era mágico, nuestro cuerpos se empezaron a acercar y cerramos nuestros ojos.
-No- gritó Cora y Alex a la vez entrando en el jardín.
Yo le envié una mirada asesina a Cora y Niko a Alex.
- Lia, me tienes que ayudar a hacer la cena- me dijo mi amiga con una sonrisa en la boca- venga acompáñame
No me podía creer que me estuviese haciendo esto, mi propia amiga, “Tú eres tonta” pensé sin llegar a decirlo en alto.
-¿No puede ser en otro momento?- la gruñí como si no me pudiese oír nadie más que ella.
Ella negó con la cabeza arrastrándome del sitio, oí cómo Niko también le regañaba a su hermano y Alex se disculpaba poniendo de excusa que había un partido de fútbol en el que jugaría Italia contra España, se le cambió el semblante y se metió en la casa, no sin antes, guiñarme un ojo, casi me derrito en el sitio pero por otro lado, me cabreó el hecho de que prefiriese ver un partido que estar conmigo. ¡Hombres!

Una vez en la cocina Cora sacó unas patatas y las peló.
-¿Por qué nos has interrumpido?- la pregunté irritada cogiendo un cuchillo y clavándolo en una patata- porque, hija, has ido a elegir un momento…- la dije amenazándola con la patata clavada en el cuchillo.
Ella se rió, sin remordimientos. Ya se lo devolveré. Juro que lo haré.
-Como amiga tuya que soy, tengo que evitar que hagas algo que luego te arrepientas- dijo, como si la frase tuviese un doble sentido- además, que yo recuerde, tú le odiabas hasta hace un momento…Me han dicho que entre el amor y el odio hay un paso.
Cora se destornilló solita, la veía muy contenta. ¿qué habrá pasado en el monte?
-Y vosotros qué habéis hecho- la dije echando las patatas sobre una sartén llena de aceite y poniéndolo al máximo.

A Niko se le oyó gritar “Gooooooool” durante un buen rato y a los otros quejarse mientras que Thor ladraba de aquí para allá.
-Que yo sepa, en el monte solo se puede dar una vuelta- me contestó como si yo fuese tonta.
Tiré las pelas de las patatas a la basura y saqué unos huevos del frigorífico.
-Ya, ya…-la dije indignada porque no me decía la verdad o parte de ella- seguro que te guardas algo, ¡que nos conocemos!
Pusimos el fuego a menos temperatura para que las patatas se hicieran más lentas.
-Por cierto, es rarísimo que estemos haciendo la cena, ¿verdad?- dijo cambiando de tema- yo nunca había hecho nada de esto…lo sé de mirar a mis padres.
La verdad que raro estaba siendo bastante, como todo últimamente.
-Yo tampoco había hecho la cena jamás- me reí removiendo las patatas en la sartén- ¡oye!, no cambies de tema, que te veo.
Se rió porque la había pillado.
-Lia, de verdad, no ha ocurrido nada importante- me dijo evitando mi mirada y poniendo la mesa- estuvimos hablando de cosas banales, en plan que hoy nos tocaba hacer la cena a las chicas y mañana a ellos.

No estaba mal esa idea, pero a ver si la cumplen, además, no quiero saber cómo dejaran la cocina. En el salón se oyó la alegría de todos gritando “Goooool”. Supuse que esta vez marcó España, de nuevo, Thor ladró.
Las patatas ya estaban hechas. Fuimos haciendo los huevos, de los cuales, tres se me rompieron. A la condenada de Cora no se le rompió ninguno. Una vez en la cocina les llamamos pero no se dignaron ni a contesta, atravesé el pasillo, el recibidor y llegué al salón. Apagué la televisión y cogí al primero que vi, a Pablo, por la oreja y lo arrastré hasta la mesa, luego, volví y estaban paralizados.
-Os vais a dignar a venir o es necesario que os lleve yo misma.
Todos se levantaron sin rechistar y me evitaron al pasar al lado mío.
-Jo, qué mala leche tiene- se quejó Isi.
Alex le dio una colleja para que se cayese. Una vez en la mesa, todos nos abalanzamos sobre la comida y por los huevos que no estaban rotos. La comida nos salió bastante rica, a pesar de que era la primera vez que Cora y yo cocinábamos. Las patatas estaban crujientes por fuera y tiernas por dentro, ¡perfectas!, de postre tomamos unas natillas y tiramisús, Cora se fue un momento y a la vuelta trajo unas copas con bebidas. Nos quedamos alucinados.
-Tú si que sabes, Cora, tú si que sabes- afirmé alegre- no me lo esperaba.
Bueno, bueno, cómo se iba a poner el ambiente. Cada uno cogió una copa y nos servimos lo que más nos gustó. Yo, por mi parte, pillé la botella de crema de orujo. A la media hora, se podría decir que estabamos contentillos.
-Pablo, por favor, déjame beber un poquito, por favor- le suplicó Isi a su hermano- por favor, que no me va a pasar nada.
Nos entró la risa de lo que había dicho, aunque no la tenía.
-¡Que no!- le respondió con una risa floja- cuando tengas catorce años, a lo mejor te dejo mojar los labios.
Nos volvimos a reir de su ocurrencia.
-Voy a hacer una queimada para que el crío pueda beber un poco- dijo Cora guiñándole un ojo a Isi.

La queimada es una bebida gallega, consiste en poner orujo, con azúcar y luego quemarlo todo durante un buen rato. Yo porque estaba acostumbrada, porque si no se me hubiese puesto la cara de alucine de los demás.
-Tenéis que bebéroslo caliente, no quema- aseguró Cora y se bebió uno de golpe- lo veis, no quema.
Niko se aventuró y se lo bebió.
-Está que te cagas- aseguró.
Todos bebimos nuestro vaso. Me acuerdo un día que lo hicimos con sus padres y en vez de echarle azúcar, le echamos sal ¡Qué risa!, eso fue asqueroso además el cuenco de barro donde se hace la queimada se quedó blanco debido a la sal. Por fin, Pablo le dejó probarlo, porque en teoría, todo el alcohol se había quemado, aunque todos sabíamos que eso era mentira. Nos entró tanto sueño, que nos fuimos sin recoger nada. Pablo e Isi se fueron a terminar de ver el partido. Y los demás nos fuimos a nuestros cuartos correspondientes.
-Lia- me murmuró mi amiga a mí lado- me voy con Alex.
No podía creer lo que oían mis oídos. Me dejaría sola ante la tempestad. Será capaz.
-No, que últimamente tengo pesadillas- la dije agarrándola del pijama.
Además, en esta misma puerta es dónde había estado Derek. Ella se zafó de mí desapareció del cuarto.
-Lo siento- dijo volviendo y me lanzó una linterna- te quiero.
Y luego se fue definitivamente. Mucho te quiero pero la cabrona me había dejado sola en este cuarto. me planté ir a por Niko pero era demasiado vaga para levantarme, así que intenté dormir. En mi mente, retumbó la voz de Derek:“Aléjate de ellos”.

Me di la vuelta en la cama de espaldas a la puerta. No voy a tener miedo, soy casi una mujer…nada ni nadie conseguiría asustarme.
Alguien posó su mano en mi hombro y di un pequeño grito. Luego, me taparon la boca y me cagué de miedo.
-Sssh!, soy yo, soy yo, no grites- susurró Niko- voy a quitar mi mano de tu boca, no grites por favor.
Me avergoncé de haberme asustado. Él hizo lo que dijo y yo le hice un sitio en la cama.
-No sabes el susto que me has dado- le dije cabreada.
-Lo siento- contestó.
Me daba vergüenza estar a su lado porque estábamos en pijama y el mio es un comison un tanto infantil con mini snoopys dibujados por todas partes, pero de nuevo, me agradó bastante. De todas formas, puse un cogín en medio de los dos y, aunque no podía verle por la oscuridad, supe que le hizo gracia mi ocurrencia. Al ser el cuarto de los padres de Cora, era una cama de matrimonio enorme. Pero los dos estábamos muy próximos separados por un insignificante cogín. Fue un poco patético. Cuando estábamos casi dormidos, él quitó el cogín y se acercó lo más que pudo.
-Te quiero…nunca había sentido esto por una chica- me susurró tanteando hasta encontrar mi mano- ya sé que es muy pronto para decirlo pero es lo que siento. Te quiero.
Me quedé helada. Solo mi antiguo novio me había dicho eso, pero no había sido con tanto sentimiento. Además mi antiguo novio lo hizo por una apuesta, en cambio Niko, tendría que ser por otro motivo... o eso deseaba creer.
Me dio miedo responder y me hice la dormida como si no hubiese oído nada. Niko debió de suponer que estaba dormida cuando no volvió a decir nada. La respiración se le fue relajando hasta quedar dormido. Yo, por mi parte, me costó dormirme porque en mi cabeza solo sonaban dos palabras. “Te quiero” y una respuesta que jamás llegó a nacer en mi boca pero si en mi mente.

3 comentarios:

  1. Hola guapa!!
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    un beso guapa (LL)

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  3. muchas gracias por los comentarios ^^espero que lo sigais leyendo y os gusten los proximos capitulos :)

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