lunes, 28 de marzo de 2011

8º capítulo.

      
                                                                                                                           ALEX
Me levanté sintiendo una profunda punzada en el cuerpo, y exhausto  salí de mi habitación. Al fondo del pasillo se podían oír los sollozos de mi madre, así que aceleré el paso en dirección a la habitación de mis padres.
- Milo, no puede ser- sollozó mi madre que estaba apoyada en el hombro de mi padre- ha ocurrido antes de tiempo.
- A lo mejor ha sido una falsa alarma- dijo mi padre intentando consolarla.
- No, no puede ser, la punzada ha sido muy fuerte- explicó
-¿punzada? Yo también he sentido una punzada- dije llevándome la mano al pecho- y todavía me duele.
Los ojos de mi madre se abrieron como platos y avanzó  hacia mí.

- ¿tú también lo has sentido? ¿Un fuerte pinchazo aquí?- dijo depositando su mano en mi pecho.
- Sí, ¿Por qué? ¿Qué pasa?- pregunte desconcertado.
Mis padres cruzaron una mirada y luego me guiaron hasta el salón donde me sentaron y me obligaron a escuchar.
- Alex, nuestra “especie” tiene una característica especial que consiste en que todos los miembros de una familia están unidos por un vínculo sentimental muy fuerte- me explico mi madre sin apartar la mirada de mí.
- Este vínculo tiene varias ramas, el número de ramas depende del número de personas que formen la familia. Cuando un familiar muere el vinculo que lo une con la familia se rompe, y eso provoca un fuerte dolor en el pecho, justo por la zona donde se encuentra el corazón- concluyó mi padre que abrazaba a mi madre por los hombros.
- Eso quiere decir… - vacile intentando controlar la multitud de sentimientos que me abordaban.
- Eso quiere decir, si mi intuición no me falla, que por la intensidad punzada es mi padre el que ha muerto- intuyó mi madre volviendo a sollozar desconsoladamente.
- Entonces, si lo que me habéis contado es cierto…, Niko…- mis pensamientos se vieron interrumpidos por el teléfono que empezó a sonar. Me incliné para alcanzarlo y conteste- ¿Diga?
- ¿Milo? ¿Eres tú? Soy… soy Stella-  dijo una mujer de avanzada edad con acento italiano. En su voz se notaba la preocupación que la envolvía.
- No, no soy Milo, soy Alex… ¿abuela?- automáticamente mi padre me quitó el teléfono de las manos y se puso al habla.
- ¿Mama?- pregunto algo extrañado. Se quedó un rato escuchando y a medida que avanzaba la conversación  su rostro iba adquiriendo diferentes expresiones, asombro, irritación, preocupación…

- ¿Qué pasa?- susurro mi madre que, al igual que yo, no entendía absolutamente nada. Mi padre la hizo una señal con la mano indicando paciencia.
La sala estaba iluminada por la luz de la mañana que entraba por los altos ventanales y el ambiente era silencioso y tenso.
- ¿pero está bien?- preguntaba mi padre preocupado mientras seguía escuchando las noticias que le transmitían por el teléfono- Mamá, tenéis que traerlo aquí, allí no vais a poder hacer nada…- se paró al ser interrumpido por su interlocutor- da igual que no quiera, tenéis que comprenderlo, tiene que volver aquí- apremió elevando el tono de voz – Está bien, adiós- y colgó.
- ¿Y?- urgió mi madre.
- Era mi madre, dice que Niko ha tenido un accidente de coche, aparente no tenía muchos datos pero al parecer le empezó a subir muchísimo la fiebre y se desmalló, los médicos no le detectan nada grave…-explicó mirándola que al final parecía entender  lo que ocurría, al contrario de mi que hacia tiempo que me había perdido.
- Es el cambio, estoy segura- dijo ella en voz baja.
- Si, y en ese caso tiene que volver, allí nadie entenderá lo que le pasa.
Mi madre asintió en señal de aprobación.
- ¿Me podéis explicar que pasa?- grité un tanto irritado al no comprender lo que decían.

Mi madre volvió la mirada y me contemplo, al rato añadió.
- Alex, nuestros “poderes” son únicos, ninguna persona puede tener el mismo poder que tiene otro y estos pasan de generación en generación, nosotros sospechamos que, al morir tu abuelo su poder ha pasado a Niko ya que es el único descendiente que tiene sin poder alguno ¿comprendes?- No conteste y recapacité sobre la información obtenida e intenté asimilarla.
- Pero ¿Por qué deducís eso?- dije al fin- ¿no se supone que la llamada es porque ha tenido un accidente?
- Los “poderes” pasan al instante de morir la persona que lo poseía anteriormente- comento rápidamente mi madre- eso produce una inmediata subida de temperatura que prácticamente deja inconsciente a la persona, a ti cuando te sucedió eras muy pequeño y por eso no te acuerdas.

Asentí todavía algo confuso. Mi mente solo era capaz de procesar una cosa, mi hermano, ese que nunca había visto. Pero lo que tenía claro era una cosa: la paz y tranquilidad que había habido durante el reinado de mi abuelo se vería interrumpida por las guerras que todos los que estábamos allí presentes presentíamos. Caos.... 

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